Moreira apoya reforma contra extorsión, pero no quiere “cheques en blanco”

Por Bruno Cortés

 

En el Congreso mexicano, apoyar no siempre significa decir “sí” sin condiciones. Y Rubén Moreira, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, dejó muy claro que su bancada respaldará la reforma constitucional en materia de extorsión, pero con reservas y muchas advertencias.

Durante la discusión en la Comisión de Puntos Constitucionales —donde se analiza esta reforma impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum—, Moreira habló sin rodeos: sí a la reforma, pero con transitorios claros, una visión completa de la ley secundaria que vendrá después, y, sobre todo, con cuidado de no caer en lo que él llama «populismo punitivo».

¿A qué se refiere con eso? A que no se puede castigar igual en todo el país sin entender que Yucatán no vive la misma realidad que Michoacán. Moreira advierte que si se impone un modelo de sanciones igual para todos, se corre el riesgo de cometer injusticias y fallar en la verdadera prevención del delito.

Además, prendió la alarma sobre algo que muchos ignoran cuando se habla de leyes: el presupuesto. Según el priista, sin dinero, las buenas intenciones no sirven de nada. Y no dudó en soltar críticas fuertes contra algunos gobernadores, a quienes acusó de ser “holgazanes” y de boicotear el trabajo del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, por no colaborar con el gobierno federal.

Moreira también cuestionó la narrativa del gobierno sobre la extorsión. Dijo que en la exposición de motivos de la iniciativa no se menciona que una parte importante del problema es que el crimen controla vastos territorios, y que sin enfrentar a los grandes generadores de violencia, no habrá reforma que funcione.

Y como si no fuera suficiente con una reforma en puerta, el diputado también opinó sobre otra que ya calienta motores: la electoral. Cuestionó que esta vez el gobierno quiera armar la propuesta desde arriba, con el economista Pablo Gómez como figura central, y sin una participación real de la sociedad o de las oposiciones, algo que —según él— no había pasado en las últimas décadas. “Es la primera vez en 48 años que una reforma electoral no nace desde la ciudadanía”, soltó con preocupación.

Por último, Moreira dejó una frase que resume toda su postura: el PRI está dispuesto a construir por el bien del país, pero no dará cheques en blanco. Así, con esa mezcla de apertura y desconfianza, el tricolor busca marcar su territorio político: ni obediencia ciega ni bloqueo absoluto, sino una especie de “sí… pero con condiciones”.

Así va caminando la nueva legislatura: con acuerdos parciales, tensiones latentes y una oposición que, aunque minoritaria, quiere dejar claro que no todo se va a firmar sin leer la letra chiquita.

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