PAN perfila presidencia en San Lázaro con unidad y paridad

Por Bruno Cortés

El Grupo Parlamentario del PAN, encabezado por Elías Lixa Abimerhi, decidió jugar sus cartas con estrategia quirúrgica en la Cámara de Diputados: proponer a Margarita Zavala, Kenia López Rabadán, Germán Martínez Cázares y Federico Döring Casar como aspirantes a la presidencia de la Mesa Directiva. Cuatro perfiles distintos, pero con una misma narrativa: experiencia legislativa, capacidad de diálogo y respeto a la institucionalidad.

Lejos de la imagen de partido fracturado que suele perseguir al PAN, la bancada buscó mostrarse cohesionada. La consulta interna, según Lixa, no se redujo a una negociación de pasillo, sino a un proceso que priorizó la paridad de género y la experiencia política. “El respeto a la institucionalidad de la Cámara es regla esencial”, subrayó, dejando en claro que, en tiempos de polarización, el discurso de unidad vende bien.

En la propuesta panista pesa un matiz de cambio: la convicción de privilegiar a una mujer. Después de un periodo encabezado por un hombre, el PAN reconoce que la pluralidad no se defiende solo en discursos, sino también en gestos concretos. Margarita Zavala y Kenia López aparecen entonces como las cartas fuertes, ambas con capital político que trasciende el interior de su bancada.

La decisión no fue improvisada. Se fraguó en una reunión interna realizada un domingo, cuando la política suele descansar, pero la urgencia constitucional no lo permitió. Y es que la ley marca cinco días para renovar la presidencia de la Mesa Directiva, y nadie en San Lázaro quiere una crisis institucional que deje al Congreso en pausa mientras el país sigue corriendo a contrarreloj.

Lixa Abimerhi insistió en que no hay vetos sobre la mesa, mucho menos presiones externas de Morena, como algunos especulaban. Según dijo, el diálogo con el coordinador oficialista se ha mantenido respetuoso, aunque el humor negro en los pasillos legislativos sugiere que, en San Lázaro, los acuerdos suelen cocinarse con más ingredientes de los que se confiesan en conferencia de prensa.

El coordinador panista no perdió la oportunidad de subrayar que la Cámara necesita una presidencia “a modo de las circunstancias”, alguien capaz de escuchar, negociar y sostener el equilibrio entre fuerzas políticas que no suelen coincidir ni en la hora del café. Un perfil que, por la terquedad de la realidad, debe combinar firmeza con paciencia, algo así como malabarista con casco.

Entre tanto, la Junta de Coordinación Política (Jucopo) decidió prorrogar su reunión. Una o dos horas más, como si el tiempo sobrara. La política mexicana, siempre al filo del reloj, convierte los plazos legales en ejercicios de resistencia. El acuerdo, al final, será presentado al Pleno como si la espera hubiese sido parte de la estrategia y no producto de la indecisión.

La apuesta del PAN, al menos en el discurso, es mostrar que hay oficio legislativo y voluntad de diálogo. En un Congreso donde los gritos suelen opacar a los argumentos, colocar la palabra “institucionalidad” en el centro del mensaje es un respiro de solemnidad, aunque con sabor a cálculo. Porque en la Cámara de Diputados, incluso los gestos de unidad son, inevitablemente, jugadas de poder.

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