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La AMFPro y el reto pendiente: Combatir el acoso y promover la igualdad en el fútbol femenil mexicano

Desde su fundación en febrero de 2017, la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFPro) ha tenido como uno de sus objetivos principales la defensa de los derechos de los jugadores y jugadoras en todas las categorías del fútbol mexicano, incluida la Liga Mx Femenil. Sin embargo, a más de siete años de distancia, la lucha contra la violencia de género, el acoso, el hostigamiento y otras formas de discriminación aún enfrenta importantes obstáculos, entre ellos, la falta de un departamento especializado en políticas de prevención.

Mónica Ocampo, ex mundialista y actual jugadora del club Pachuca, se incorporó al comité directivo de la AMFPro para representar los intereses de las mujeres futbolistas. Su participación busca fomentar el diálogo con los directivos y velar por los derechos de sus colegas. Sin embargo, el alcance de estas acciones y la estructura específica para abordar las problemáticas de género permanecen poco claros, incluso para los propios integrantes de la asociación.

Daniel Cisneros, coordinador jurídico de la AMFPro, mencionó que están en proceso de formar un área dedicada a estos temas, sin tener aún un plazo definido para su implementación. Esta declaración se produce a pesar del anuncio, hecho en junio del año pasado, de un protocolo para prevenir casos de acoso, hostigamiento y violencia de género. Según datos oficiales, al menos ocho clubes ya han sido capacitados, con planes de extender la formación a los equipos restantes y otros estamentos del fútbol mexicano.

Los desafíos son numerosos. Los casos de acoso dentro de los equipos, en redes sociales y otros entornos de discriminación requieren de una acción urgente. Además, se han reportado problemas como despidos injustificados, adeudos salariales y contratos inadecuados, lo que pone de manifiesto la necesidad de un cambio estructural en la industria.

A esto se suma la iniciativa de ley que busca establecer un salario base igualitario en el deporte profesional, una medida que la AMFPro apoya como parte de sus esfuerzos por mejorar las condiciones laborales en el fútbol. Sin embargo, el avance hacia un contrato colectivo que beneficie tanto a jugadores como a jugadoras ha sido lento, reflejando las complejidades de negociar mejoras significativas en un entorno desafiante.

La situación del fútbol femenil mexicano es un recordatorio de los retos pendientes en la lucha por la igualdad de género y contra la violencia y discriminación. La AMFPro, bajo la dirección de figuras como Álvaro Ortiz, se compromete a seguir trabajando en estas cuestiones, aunque el camino por recorrer es aún largo y complejo. La comunidad futbolística y la sociedad en general están pendientes de los avances que puedan lograrse en este ámbito crítico para el deporte nacional.

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