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Incremento en la participación laboral de las mujeres adultas mayores en América Latina y el Caribe

Ciudad de México, 25 de febrero de 2024 – Un reciente estudio titulado Panorama del envejecimiento y tendencias demográficas en América Latina y el Caribe ha arrojado luz sobre una realidad cada vez más palpable: la participación laboral de las mujeres adultas mayores sigue en aumento. Este fenómeno, lejos de ser una elección, es una necesidad impuesta por la insuficiencia de los sistemas de pensiones y la precarización de la vida en la vejez, exacerbada por las desigualdades económicas de género, la viudez y la jefatura familiar.

Desde 1980, la tasa de participación laboral de las mujeres de 60 a 64 años ha mostrado un incremento significativo, pasando del 17.3% al 33.3% en 2020, con una proyección que alcanza el 33.8% para 2050. Este aumento también se refleja en el grupo de 70 a 74 años, evidenciando que la edad no es un límite para la incorporación al mercado laboral.

La necesidad de mantenerse económicamente activas es especialmente crítica para aquellas con menos acceso a pensiones contributivas. Verónica Montes de Oca, investigadora de la UNAM, destaca que muchas de estas mujeres se ven obligadas a aceptar trabajos precarios en el sector informal o como cuidadoras, mientras que otras, gracias a un mayor nivel educativo, logran mantenerse en empleos más estables y prolongar su vida laboral de manera activa y productiva.

Sin embargo, este fenómeno no está exento de desafíos. El edadismo y la discriminación por género en el ámbito laboral limitan las oportunidades de empleo para las adultas mayores, afectando su bienestar económico y social. A pesar de esto, iniciativas como la capacitación en habilidades digitales y el apoyo al emprendimiento femenino por parte de instituciones como el Inmujeres buscan ofrecer soluciones y alternativas para este segmento de la población.

Este contexto resalta la urgente necesidad de políticas públicas inclusivas que no solo aborden la discriminación y el edadismo, sino que también fortalezcan los sistemas de seguridad social para asegurar una vejez digna y sin precariedades para las mujeres en América Latina y el Caribe.

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