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Huevos Benedictinos: El Desayuno de Campeones que Puedes Preparar en Casa

Los Huevos Benedictinos no son simplemente un desayuno; son una experiencia culinaria que combina sabores, texturas y técnicas para crear un platillo que es tanto un deleite para el paladar como para los ojos. Originarios de la rica tradición gastronómica anglosajona, estos huevos han conquistado los menús de los desayunos más elegantes y exclusivos del mundo, gracias a su balance perfecto entre la suavidad del huevo pochado y la cremosidad de la salsa holandesa.

Este plato, nacido de la creatividad y la exigencia culinaria, se ha convertido en un homenaje al desayuno, esa comida esencial que marca el inicio de nuestro día. Los Huevos Benedictinos, con su combinación de ingredientes selectos, no solo satisfacen el hambre sino que también prometen comenzar el día con una nota de felicidad y satisfacción.

La historia de este plato está llena de leyendas y anécdotas, desde su invención por solicitud de Mrs. LeGrand Benedict en el famoso Delmonico’s de Nueva York, hasta la versión que atribuye su creación a Lemuel Benedict como un curioso remedio para la resaca. Sea cual sea su verdadero origen, los Huevos Benedictinos han trascendido el tiempo y las fronteras, adaptándose y evolucionando, pero siempre manteniendo su esencia y su capacidad para impresionar y deleitar.

Preparar Huevos Benedictinos en casa puede parecer un desafío, pero con los consejos adecuados y un poco de práctica, puedes dominar la técnica y sorprender a tus seres queridos con un desayuno fuera de serie. La clave está en la frescura de los huevos y en mantener la temperatura y la consistencia perfectas tanto para la salsa holandesa como para los huevos pochados.

Receta de Huevos Benedictinos

Ingredientes:

  • 4 huevos
  • 2 cucharadas de vinagre blanco
  • Pimienta negra molida
  • 2 panes tipo English Muffin o pan brioche
  • 2 rebanadas de lomo canadiense, tocino o prosciutto (o salmón)
  • 250 g de mantequilla
  • Sal y pimienta al gusto
  • 3 cucharadas de jugo de limón
  • 1 cucharada sopera de agua fría
  • 2 cucharadas soperas de vino blanco
  • 1/2 cucharadita de pimienta de cayena
  • Cebollines para decorar

Salsa holandesa:

  1. Calienta la mantequilla a fuego mínimo para separar la grasa del suero. Desecha el suero.
  2. Reduce a la mitad el agua y el vino. Deja enfriar.
  3. Bate las yemas con la reducción y jugo de limón a baño María hasta duplicar su volumen.
  4. Incorpora gradualmente la mantequilla clarificada, sin dejar de batir.
  5. Sazona con sal, pimienta, pimienta cayena y el resto del jugo de limón.

Huevos pochados:

  1. Hierve agua con vinagre. Apaga el fuego antes de que hierva.
  2. Desliza suavemente cada huevo en el agua y cocina tapado por tres minutos.
  3. Retira con una espumadera y sumerge en agua helada.

Ensamblaje:

  1. Tuesta los panes y colócalos en platos.
  2. Añade una rebanada de lomo canadiense y un huevo pochado sobre cada pan.
  3. Cubre con salsa holandesa y espolvorea cebollín y paprika.

Con estos pasos, podrás recrear en tu cocina el sabor y la sofisticación de los Huevos Benedictinos, convirtiendo un simple desayuno en una celebración de la gastronomía y la creatividad

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