En una jugada que ha encendido el debate público y avivado las críticas hacia la actual administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador optó por no asistir a la conmemoración del 107 aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, marcando un precedente que ha sido interpretado por muchos como un alejamiento preocupante de los principios y tradiciones que forman la columna vertebral de la nación.
La decisión de López Obrador de omitir la ceremonia oficial en el emblemático Teatro de la República en Querétaro no ha pasado desapercibida. Personalidades como el columnista Catón, en un artículo para el diario Reforma, han calificado la ausencia del presidente como un «luto para México» y una «grave ofensa a la ley», poniendo en tela de juicio el compromiso del mandatario con el respeto a las instituciones y a la República misma.
La crítica no se detiene ahí. Figuras como el exgobernador de Tabasco y exdirigente nacional del PRI, Roberto Madrazo, han señalado el desaire del presidente hacia el Poder Judicial, particularmente hacia la figura de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña Hernández, quien también brilló por su ausencia. Este gesto ha sido interpretado como un menosprecio hacia la separación de poderes, un pilar fundamental de la democracia mexicana.
Este no es un caso aislado en el historial de López Obrador, quien previamente ha faltado a eventos de significativa importancia como la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Cumbre de las Américas. Tales ausencias se han visto como un distanciamiento deliberado del gobierno con sectores críticos de la prensa y con ciertos foros internacionales, levantando interrogantes sobre la verdadera disposición del presidente hacia el diálogo y la crítica constructiva.
En lugar de asistir a la conmemoración constitucional, el presidente prefirió visitar el Estado de México para supervisar las obras del Tren, y en recientes declaraciones, ha criticado reformas anteriores a la Constitución que, según él, van en contra del interés público, poniendo de relieve su enfoque en una agenda de transformación que, sin embargo, ha sido cuestionada por su aparente desdén hacia los rituales democráticos y su significado.
La ausencia de López Obrador en la conmemoración del aniversario de la Constitución no es solo un hecho aislado, sino que se inscribe en una serie de acciones y omisiones que han generado preocupación sobre el rumbo que está tomando su administración respecto al marco constitucional y los valores democráticos del país.
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