CDMX a 23 de febrero, 2024.- En un reciente episodio que ha sacudido los cimientos del periodismo mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha desatado una ola de críticas tras minimizar la relevancia de haber divulgado el número telefónico de una reportera del New York Times. La periodista, que buscaba obtener comentarios para un artículo crítico hacia el mandatario y su administración, se vio expuesta a una posible violación de su privacidad. AMLO defendió su acción argumentando su derecho a réplica y a defenderse de lo que él considera calumnias hacia él y su familia.
La tensión entre el gobierno y la prensa no es un fenómeno nuevo en México. Sin embargo, este incidente ha reavivado el debate sobre el derecho de réplica y su impacto en la libertad de expresión. El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) ha anunciado una investigación sobre el caso, subrayando la gravedad de la situación en un país donde el periodismo se ejerce bajo constantes amenazas.
El presidente ha sido claro en su postura: «Si ustedes calumnian, aquí hay réplica, con todo, sea quien sea». Esta declaración resuena con un eco de desafío en un contexto donde la violencia contra periodistas es una realidad palpable, con al menos 128 asesinatos desde 2006.
La controversia se extiende más allá de un simple intercambio de acusaciones, planteando cuestiones fundamentales sobre la ética periodística y los límites de la crítica en una sociedad democrática.
El caso también ha generado comparaciones con políticas de seguridad anteriores, como la «guerra al narcotráfico» declarada por Felipe Calderón, y ha puesto en tela de juicio la efectividad de la estrategia actual frente a la violencia y el crimen organizado.
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