Joaquín Sabina cerró su carrera en los escenarios con un concierto final en el Movistar Arena de Madrid, donde reunió a 12,000 asistentes en una noche que definió como “el concierto más importante” de su vida. El cantautor eligió despedirse en la ciudad a la que dedicó parte fundamental de su obra, marcando el final de una trayectoria iniciada a finales de los años 70.
El recital, realizado como última parada de la gira “Hola y Adiós”, abrió con Yo me bajo en Atocha, uno de los temas más vinculados a la identidad madrileña dentro de su repertorio. La presentación incluyó 23 canciones que recorrieron su discografía completa, compuesta por 17 álbumes de estudio publicados entre 1978 y 2020.
Entre los momentos más significativos de la noche destacó la interpretación de 19 días y 500 noches, tema central del disco homónimo lanzado en 1999, considerado uno de los materiales más influyentes de su trayectoria. También aparecieron canciones emblemáticas como De purísima y oro, Y nos dieron las diez, Contigo y Noches de boda, ampliamente reconocidas por el público iberoamericano.
Sabina agradeció a los asistentes por lo que describió como el papel decisivo que sus seguidores han tenido en la permanencia de sus composiciones, señalando que las canciones “se han colado de manera misteriosa en la memoria sentimental de varias generaciones”. Sus palabras confirmaron su retiro formal de los escenarios, aunque no descartó mantenerse activo en la escritura.
El concierto final ocurre después de un periodo en el que el artista redujo su actividad pública debido a problemas de salud y a un ritmo de trabajo más limitado, según lo reconocido por él mismo en entrevistas previas. Aun así, logró cerrar sus giras pendientes, incluida la de 2023–2024, que ya anticipaba un posible adiós definitivo.
La carrera de Sabina, marcada por colaboraciones con músicos como Joan Manuel Serrat, Fito Páez y Ana Belén, consolidó un estilo urbano y narrativo que influyó en generaciones posteriores de cantautores. Sus composiciones se caracterizan por integrar referencias callejeras, imágenes cotidianas y crónicas musicales que lo posicionaron como una figura clave de la música en español.
A lo largo de cinco décadas, sus giras internacionales abarcaron América Latina, Estados Unidos y Europa, con una recepción constante en ciudades como Buenos Aires, México y Barcelona, donde su obra se convirtió en referente cultural. El retiro de los escenarios marca un cambio para una comunidad de seguidores que acompañó su evolución desde el formato acústico hasta las producciones masivas.
El concierto en Madrid cerró con Princesa, tema elegido como despedida final. Con una ovación prolongada, Sabina dejó claro que su retiro no implica el cierre de su actividad creativa, sino el final de una etapa vinculada a los grandes recintos y las giras de larga duración.
Aunque no se anunciaron actividades futuras, el artista ha señalado en ocasiones recientes que continuará escribiendo y componiendo, manteniendo una presencia activa en el mundo cultural desde otros espacios. Su salida de los escenarios abre un capítulo nuevo para una figura cuya obra permanece en la vida cotidiana de millones de seguidores.















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