CDMX a 8 de octubre, 2025.- En una época en la que la sombra de la COVID-19 aún no se disipa del todo, México da un paso con vocación de lección aprendida: la revista Salud Pública de México acaba de presentar su edición Volumen 67, Número 4 (jul-ago 2025) bajo el título Preparación y respuesta ante pandemias en México, donde convergen propuestas técnicas, jurídicas y financieras para articular una respuesta interinstitucional más potente ante crisis sanitarias.
Durante el acto de presentación —que reunió a autoridades del sector salud, investigadores y representantes civiles— se subrayó que México no puede permitirse más improvisaciones en su estrategia sanitaria. El subsecretario de Políticas de Salud y Bienestar Poblacional, Ramiro López Elizalde, evocó que la pandemia dejó enseñanzas incómodas: las enfermedades crónicas asociadas al sobrepeso y la obesidad elevaron el riesgo de muerte durante la crisis, por lo que insistir en prevención y una población sana es fundamental para blindar al país ante nuevos brotes.
Por su parte, el director del Instituto Nacional de Salud Pública, Eduardo Lazcano, enfatizó que la ciencia debe pasar de ser discurso a acción. Hay que cerrar las brechas técnicas, tecnológicas y sociales —manifestó— si queremos que el sistema de salud mexicano resista sin colapsar ante otra emergencia. En ese sentido, la fundadora de Blutitude, Mariana Barraza Lloréns, explicó que el número especial plantea escenarios de severidad variable y define mecanismos de gobernanza y financiamiento como ejes transversales para que la respuesta no dependa de sobresaltos políticos ni coyunturales.
Dentro de los temas que destacan en esta edición están el fortalecimiento de laboratorios de vigilancia epidemiológica, la creación de reservas estratégicas de insumos médicos, el rol rector del Consejo de Salubridad General durante emergencias, y la actualización del marco jurídico para garantizar que la comunicación de riesgos sea eficaz y coordinada.
Uno de los artículos centrales, “Alcance de la propuesta de preparación y respuesta frente a futuras pandemias”, articula ese marco conceptual: se apuesta por una estrategia que conjugue gobernanza robusta, financiamiento estable, cooperación intersectorial y evidencia científica traducida en políticas efectivas.
Este lanzamiento ocurre en un momento crítico: justo cuando la Asamblea Mundial de la Salud aprobó un nuevo Acuerdo sobre pandemias, con la promesa de coordinar mejor el acceso a vacunas, tecnologías y estrategias globales de resiliencia. Además, se inscribe en la urgencia latente: especialistas han advertido que cinco años después de la COVID-19, México sigue siendo “muy vulnerable” ante una nueva crisis sanitaría.
Pero más allá de los discursos y los documentos, la clave estará en la ejecución: desde reforzar la vigilancia epidemiológica, robustecer los sistemas de atención primaria, asegurar financiamiento dedicado y dotar de herramientas legales adaptadas al ritmo de la ciencia. Si México logra traducir estas propuestas en realidades tangibles, podría dejar de reaccionar cuando ya hay crisis, y empezar a anticiparlas.
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