El pleno del Congreso capitalino avaló el dictamen presentado por la Comisión de Preservación del Medio Ambiente, Cambio Climático y Protección Ecológica, presidida por la diputada Elvia Estrada Barba (PVEM), quien destacó que la ciudad requiere un marco jurídico robusto que reconozca la importancia del uso de semillas nativas adaptadas al clima y suelo locales.
La legisladora señaló que esta regulación contribuirá a detener la degradación ecológica, impulsar la economía rural sustentable y fortalecer el papel del suelo de conservación como barrera natural contra los efectos del cambio climático. De acuerdo con Estrada Barba, acciones como el fomento de viveros y bancos de germoplasma con especies endémicas resultan esenciales para asegurar la resiliencia ambiental de la metrópoli.
Según datos de la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA), entre el 59 y 60 por ciento del territorio capitalino corresponde a suelo de conservación. Además, las 46 mil 137 hectáreas de zonas forestales, junto con matorrales y pastizales de alta montaña, representan 53 por ciento de ese territorio. La vegetación acuática y subacuática, presente especialmente en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, también forma parte del capital natural que busca preservarse con estas reformas.
El dictamen aprobado modifica diversas disposiciones de la Ley Ambiental de la Ciudad de México, entre ellas las fracciones XVII del artículo 7, IV del artículo 18, VIII del artículo 87 y el segundo párrafo del artículo 172. Asimismo, se adicionan nuevas fracciones en los artículos 4, 9, 102, 164 y 232, que establecen lineamientos para la promoción, manejo y protección de semillas y especies endémicas.
Durante la discusión, el diputado Juan Estuardo Rubio Gualito (MORENA) presentó una reserva para incorporar un artículo cuarto transitorio que garantice que toda obligación derivada del decreto sea cubierta con recursos del presupuesto aprobado y no implique gastos adicionales. La propuesta fue aceptada y sumada al dictamen final.
Con estas reformas, el Congreso local busca consolidar políticas ambientales que aseguren la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad de la Ciudad de México, considerada una de las urbes con mayor riqueza biológica del país.















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