En un contexto en el que el arbitraje suele ser sinónimo de críticas, gritos y reclamos, cuando una mujer toma la silbata se encienden alarmas distintas. Y eso lo sabe bien Katia Itzel García, quien recientemente decidió levantar la voz para denunciar la avalancha de mensajes violentos y misóginos que recibe simplemente por —dicen sus agresores— “atreverse” a ser árbitra en un mundo mayormente masculino.
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la jueza utilizó su cuenta de Instagram para exponer capturas de los insultos y amenazas que le llegan día con día. En ellas se leen expresiones crueles como: “regrésate a la cocina”, “no sabes pitar un partido”, “vieja tenías que ser”, “pinche inútil”, y hasta agresiones directas que cuestionan su capacidad solo por su género.
— “Estás toda p… no sabes pitar un p… partido… regrésate a la cocina… estamos cansados de la inclusión a la fuerza” — uno de los mensajes compartidos por Katia.
Una trayectoria que choca con la misoginia
Lejos de amedrentarse, Katia Itzel ha seguido construyendo una carrera sólida: es árbitra reconocida nacional e internacionalmente, con gafete de la FIFA desde 2016, y recientemente nominado a Mejor Árbitra del Mundo por la IFFHS.
Incluso su nombre suena con fuerza para ser la primera mujer mexicana en arbitrar en una Copa del Mundo varonil en 2026.
Y sin embargo, cada fecha, cada silbatazo, significa para ella enfrentarse a un muro de odio digital: amenazas de muerte, comentarios degradantes, descalificaciones. Un daño real, repetido, sistemático.
Qué está pasando: violencia de género + deporte = un cóctel explosivo
El caso de Katia no es aislado. Muestra lo que muchas mujeres viven cuando se salen de los roles tradicionales o cuestionan espacios históricamente masculinos. Tal agresión no solo descalifica su trabajo, también busca anularla, invisibilizarla, intimidarla.
Expertos coinciden: este tipo de ataques son violencia de género, no simples opiniones o “críticas de futboleros”. Basta recordar que, tras un partido de la Leagues Cup 2025, Katia ya había recibido amenazas de muerte.
Ante esto, la Federación Mexicana de Fútbol (FMF), la CONCACAF y la misma FIFA manifestaron su respaldo, condenando la violencia y ofreciendo acompañamiento legal a la árbitra.
Katia alza la voz: un llamado a parar lo intolerable
En su publicación, Katia lanzó un mensaje contundente:
“¡Rechazo total a la violencia en todos los espacios!”
Y recordó que en México miles de mujeres viven violencia digital solo por existir, por estar —para ella, para ellas— en espacios como el deporte.
Con esta denuncia pública, busca algo más que apoyo: exige respeto, justicia y conciencia. Queremos creer que su valentía hará eco, que su historia se convierta en un antes y un después para quienes creen que el arbitraje (y el deporte en general) no tienen lugar para mujeres con voz.
Por qué su caso importa
- Porque evidencia que la misoginia y la violencia de género siguen vivas, incluso fuera de entornos domésticos.
- Porque muestra que el deporte, a pesar de su glamour, no está exento de discriminación.
- Porque pone en evidencia la urgencia de protección y protocolos para mujeres profesionales en ámbitos expuestos.
- Y, sobre todo, porque figuras como Katia demuestran que la calidad no tiene género —pero la sociedad aún debe ponerse a la altura.













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