EU aumenta presión a México por entrega de agua; Texas reporta pérdidas millonarias

El acuerdo de suministro hídrico binacional que data de 1944 está provocando hoy una tensión renovada entre México y Estados Unidos. La administración estadounidense exige a México que entregue “la máxima cantidad posible” de agua al sur de Texas, advirtiendo de pérdidas por cientos de millones de dólares en cosechas. Mientras tanto, en territorio mexicano la sequía, el uso intensivo del recurso y la crisis del agua complican cualquier plan de entrega inmediata.

 

 Qué establece el acuerdo y por qué está en entredicho

  • Según el Tratado de Aguas de 1944, México debe entregar a Estados Unidos un volumen de agua del río Bravo (y sus afluentes) equivalente a aproximadamente 2 158 millones de metros cúbicos cada cinco años.

  • El ciclo actual, que va de 2020 a 2025, concluyó el 24 de octubre de 2025.

  • Pero hasta esa fecha, México entregó apenas una fracción del agua comprometida. Algunos reportes indican que sólo se completó alrededor del 48 % del volumen pactado.

Ese desfase ha generado un déficit estimado en unos 865 mil acre-pies, lo que equivale a más de 1 066 millones de metros cúbicos. 

 

Qué exige Estados Unidos y las razones detrás de la presión

  • El gobierno de Estados Unidos, por medio de su Departamento de Estado de los Estados Unidos y otras instancias federales, ha pedido a México medidas inmediatas y concretas para reducir el déficit del agua y garantizar el suministro a los usuarios de Texas.

  • Según Washington, la falta del agua entregada por México ha agravado la escasez hídrica en Texas y provocado pérdidas por cientos de millones de dólares en cultivos.

  • Además, autoridades estadounidenses han advertido que revisarán “todas las opciones disponibles” si no se presenta un plan fiable que cubra el déficit y garantice el suministro a usuarios en Texas.

La urgencia del reclamo surge en un contexto de sequías persistentes, presión agrícola en el sur de EE. UU. y ansiedad política en estados como Texas, donde el agua es clave para la producción agrícola.

 

Por qué México no puede cumplir (o teme hacerlo): sequía, limitaciones y conflicto interno

  • El país enfrenta una sequía histórica y muchas presas fronterizas están en niveles bajos, lo que ha limitado seriamente la cantidad de agua disponible.

  • El uso intensivo del agua en zonas agrícolas, las concesiones de riego, pozos ilegales y un sistema de manejo hídrico criticado complican aún más el panorama.

  • El gobierno mexicano ha señalado que entregar más agua a Estados Unidos sin considerar a productores nacionales —especialmente en estados fronterizos como Chihuahua, Tamaulipas o Coahuila— podría comprometer el abasto interno y las cosechas propias.

Este dilema coloca al gobierno en una encrucijada: cumplir con obligaciones internacionales o priorizar la seguridad hídrica y alimentaria interna.

 

Riesgos diplomáticos, agrícolas y ambientales de la tensión actual

  • Si México no reparte lo que adeuda, la relación bilateral podría deteriorarse: ha habido amenazas de sanciones, aranceles, o incluso incorporar la entrega de agua como asunto negociable en otros tratados —lo que elevaría aún más la presión. 
  • En Texas, agricultores y comunidades dependen del agua del río Bravo (Rio Grande) para cultivar. El déficit afecta cosechas, ingresos, estabilidad económica y hasta seguridad alimentaria, ya que la agricultura del sur de Texas depende casi totalmente del riego.

  • En México, entregar agua comprometida podría agravar la escasez interna, afectar producción agrícola en norte del país, agudizar sequías y generar conflictos sociales en zonas rurales.

 

Qué viene ahora: diplomacia, alternativas y urgencia hídrica compartida

  • Estados Unidos ya solicitó un plan detallado a México para cubrir el déficit y garantizar entregas confiables en el futuro.

  • En México, según declaraciones oficiales, ya hay mesas de trabajo con gobiernos estatales, autoridades de agua y representantes agrícolas para evaluar escenarios realistas que consideren la sequía, la demanda interna y la obligación internacional.

  • Mientras tanto, especialistas en recursos hídricos coinciden en que el tratado necesita adaptarse a la nueva realidad climática: sequías más frecuentes, menos agua disponible, presión demográfica y agrícola —lo que implica revisiones estructurales, modernización de sistemas, reducción de concesiones excesivas y un manejo más sustentable del agua. 

 

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