Tras el cierre de la COP30 en Bélem, Brasil, Greenpeace llamó a México a dar el siguiente paso: convertir en acciones concretas la ambición que presentó en la conferencia. Aunque la organización ambientalista reconoce un avance importante en la postura mexicana, insiste en que el país debe acelerar medidas tangibles para cumplir sus compromisos climáticos y enfrentar los crecientes impactos del calentamiento global.
Viridiana Lázaro, campañista de Clima y Energía de Greenpeace México, señaló que la hoja de ruta expuesta por la delegación mexicana “está muy bien”, pero necesita reflejarse con congruencia en el territorio. “Lo que falta es pasar del papel a la acción”, afirmó en entrevista con EFE. Su principal preocupación se alinea con un diagnóstico global: la falta de ambición de la comunidad internacional, que amenaza el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. México, pese a destacarse en algunos puntos, todavía tiene tareas pendientes.
Entre las prioridades, Greenpeace considera fundamental fortalecer la política de reforestación, actualmente insuficiente para enfrentar la degradación de ecosistemas estratégicos. Lázaro también llamó a revisar la legislación que impulsa la quema de residuos, una práctica que, a su juicio, contradice los esfuerzos por reducir emisiones. La protección de la Selva Maya aparece como otro tema urgente: la organización propone una moratoria que impida nuevos proyectos extractivos capaces de erosionar aún más su biodiversidad.
Las ciudades mexicanas tampoco escapan a la lista de preocupaciones. La crisis hídrica y las inundaciones que afectan a urbes como Ciudad de México se agravan por la falta de infraestructura adecuada para la filtración y retención de agua, algo que podría aumentar su resiliencia ante fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos. Para Greenpeace, estos eventos evidencian que la agenda climática no es abstracta: está ligada directamente a la protección de vidas y comunidades vulnerables.
Aun así, la organización reconoce avances significativos. México es pionero en el reconocimiento de desplazados climáticos, como ocurre en Tabasco, donde el incremento del nivel del mar ha obligado a comunidades enteras a abandonar sus hogares. Para Lázaro, este reconocimiento es un paso decisivo y un logro que posiciona al país como referente regional en materia de movilidad humana por causas climáticas.
El papel de México se inserta en un contexto más amplio de liderazgo latinoamericano dentro de la COP30. La región —señala Greenpeace— busca impulsar mecanismos de financiamiento directo a comunidades indígenas y locales como parte de una transición justa. Esa visión podría convertirse en una fuerza clave para exigir soluciones que respondan a las realidades del sur global.
En un mundo donde los fenómenos extremos ya dejaron decenas de muertos solo este año en México, la urgencia de avanzar es cada vez mayor. Para Greenpeace, el mensaje es claro: el país tiene una hoja de ruta ambiciosa y una posición de liderazgo, pero necesita convertir ese potencial en acciones inmediatas si quiere estar a la altura del desafío climático.















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