Durante siglos, los humanos han soñado con que sus perros pudieran hablarles. Pero un grupo de investigadores de la Universidad Eötvös Loránd, en Hungría, decidió abordar la pregunta desde la ciencia: ¿podrán los perros hablar algún día?
El etólogo Tamás Faragó, líder del laboratorio BARKS, y su equipo realizaron una revisión científica sobre las capacidades comunicativas de los perros y las implicaciones éticas de enseñarles el lenguaje humano. El estudio, publicado en la revista Biología Futura, tomó cerca de diez meses de trabajo y buscó responder si estos animales podrían aprender a articular palabras o frases inteligibles.
Faragó explicó en entrevista con Newsweek que la inquietud surgió de su pasión por el comportamiento animal, la misma que lo llevó a dedicarse a la etología, la ciencia que estudia la conducta de las especies. Durante años, muchos expertos descartaron a los perros como modelo válido para este campo, por considerarlos una especie “artificial” creada por los humanos. Sin embargo, el investigador húngaro sostiene lo contrario: “El entorno humano es precisamente el hábitat natural del perro. Por lo tanto, debemos analizar cómo actúa, cómo se relaciona con las personas y cómo comparte la vida con nosotros”.
El equipo del laboratorio BARKS considera que la comunicación entre humanos y perros representa un sistema de análisis único en la naturaleza, ya que casi no existen otras relaciones interespecíficas tan estrechas. “Los perros y los humanos conviven desde hace al menos 20,000 años, y sus vocalizaciones han cambiado mucho en comparación con las de los lobos”, explica Faragó.
Una voz que plantea dilemas éticos
Aunque la posibilidad de un “perro parlante” ha inspirado películas y fantasías, el estudio concluye que esa idea seguirá siendo improbable. Aun así, los investigadores advierten que, si alguna vez fuera posible, surgirían enormes dilemas éticos y legales. “Francamente, no queremos crear ningún perro que hable. Tendría consecuencias éticas muy graves”, afirmó Faragó.
En su opinión, el esfuerzo científico debería concentrarse en entender mejor las vocalizaciones naturales de los perros, en lugar de intentar que imiten el habla humana. Con ese propósito, su equipo trabaja actualmente en el mapeo del repertorio vocal canino, un proyecto que busca ayudar a los dueños a interpretar mejor lo que sienten sus mascotas.
Faragó aclara que no se trata de inventar un “traductor canino”, ya que los perros no poseen un lenguaje estructurado como el humano, pero sí de facilitar una comprensión más profunda entre especies. El laboratorio incluso ha invitado al público a colaborar: “Si los dueños tienen grabaciones de sonidos extraños o interesantes de sus perros, estaremos encantados de que nos las envíen”, comentó el investigador.
El trabajo del laboratorio BARKS abre una nueva etapa en la comprensión del mejor amigo del hombre, recordándonos que, aunque quizá nunca aprendan a hablar, los perros ya han encontrado formas muy efectivas de hacerse entender.














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