Pep Guardiola no anda con rodeos: aunque reconoce que el Manchester City ha dado claras señales de mejoría respecto a la temporada pasada, insiste en que el camino apenas comienza. Con contrato vigente hasta 2027, el técnico español mantiene la presión interna para que el equipo dé el salto que los fanáticos esperan.
Después de una campaña sin trofeos —hecho que no ocurría desde su llegada en 2016— Guardiola admite que la derrota sigue pesando. Lo definió como el curso más exigente que ha vivido en el City, marcado por lesiones, irregularidades y momentos de crisis en el rendimiento.
El arranque de la temporada 2025-26 no fue ideal: dos derrotas en las primeras tres fechas de la Premier League pusieron a prueba la paciencia. Pero el horizonte cambió: ahora llevan siete partidos consecutivos sin caer en todas las competencias, y ocupan el 5.º lugar en la clasificación, a tres puntos del líder Arsenal.
“Veo que somos mucho mejores que la pasada temporada y mejoramos en cada partido”, dijo Guardiola antes del duelo ante el Everton. “Tenemos margen de progresión en muchos aspectos y aún hay trabajo por delante. Está lejos de estar terminado, por eso estoy aquí.”
Más allá del presente inmediato, Guardiola también bromeó sobre su futuro:
“En 2035 empezaré a reflexionar al respecto”, dijo con una sonrisa, cuando le preguntaron si planea retirarse pronto.
Pero sus palabras no ocultan sus exigencias. En meses recientes ya ha manifestado su frustración con aspectos estructurales del club. Por ejemplo, amenazó con renunciar si no se reduce el tamaño del plantel para la próxima temporada, argumentando que dejar a muchos jugadores fuera es “demasiado emocionalmente demandante”.
También ha admitido públicamente que su rendimiento como entrenador en esta campaña ha sido “realmente malo” en ciertos momentos, mostrando autocrítica ante aficionados y prensa.
Desde lo futbolístico, el City enfrenta bajas clave para partidos decisivos. Por ejemplo, Rodri no podrá participar contra el Everton por lesión.
Para muchos, esta temporada marcará si Guardiola logra reconducir el proyecto hacia un nuevo ciclo exitoso o si comienza la cuenta regresiva hacia su despedida. El 2025-26 es, quizá, una prueba de fuego: ¿será suficiente para devolver al City a la cima del fútbol inglés bajo su tutela?
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