El paraíso de las flautas en Metro Revolución: sabor callejero que no descansa

Por Elder Hernández

En una de las zonas más transitadas de la capital, justo a la salida del Metro Revolución, un pequeño puesto de lámina blanca se ha convertido en punto de encuentro para miles de comensales que buscan saciar el hambre sin gastar de más. En el lugar, las flautas crujientes, las quesadillas rebosantes y las gorditas gigantes son parte del menú que da vida a una tradición callejera que nunca duerme.

El establecimiento funciona las 24 horas del día, los 365 días del año, y es atendido por un equipo que se turna entre turnos diurnos y nocturnos. Su fórmula es sencilla: tres flautas por 30 pesos o quesadillas individuales a 12 pesos, preparadas al momento y acompañadas con crema, queso, lechuga y salsas que el cliente puede servirse libremente. Esa “barra al gusto” se ha vuelto parte del atractivo, pues cada persona arma su platillo a su manera.

Las flautas de pollo y carne son las más pedidas. Se preparan con masa fresca, fritas al instante, lo que garantiza su textura crujiente y un sabor casero inconfundible. Los encargados aseguran que su secreto está en el guisado y en la atención personalizada. “Aquí el cliente manda. Si quiere más queso o más salsa, se le pone. Así de simple”, comenta uno de los cocineros.

El lugar también ofrece quesadillas de picadillo, chicharrón, jamón con queso y papa, todas servidas recién hechas. Su accesibilidad ha vuelto este rincón una parada obligada para trabajadores, estudiantes y viajeros nocturnos que salen del metro buscando una comida completa, rápida y barata.

A unos pasos, otro negocio mantiene viva una tradición con más de medio siglo: un puesto de tacos de cabeza que abre de 11 de la mañana a 10 de la noche, de lunes a sábado. Los tacos, que cuestan 14 pesos, se preparan con carne suave, cebolla morada y salsa especial. Los clientes aseguran que son “los más confiables del rumbo” por su sabor y constancia a lo largo de los años.

Más adelante, en la misma zona, destaca el local de carnitas “Los Primos”, que opera desde hace una década en Ponciano Arriaga número 3. Allí, las planchas de acero hierven entre chamorros, costillas y cueritos que se sirven en tacos desde 22 pesos o en gorditas que alcanzan hasta 850 gramos, rellenas con casi medio kilo de carne.

Las gorditas de maciza con buche o costilla son las favoritas. Se cocinan al momento y se acompañan con salsa roja y guacamole. Su textura suave por dentro y dorada por fuera ha hecho que los clientes las consideren una de las mejores opciones de comida abundante y de bajo costo en el centro de la ciudad.

Los trabajadores de estos puestos coinciden en que la clave del éxito es la constancia. “Aquí se trata de mantener el sabor, usar producto fresco y atender bien a la gente. Por eso siempre regresan”, explican mientras despachan sin pausa a los comensales que llegan a cualquier hora del día o la noche.

La esquina de Revolución es hoy un retrato vivo de la cultura chilanga: caótica, generosa y con sazón inigualable. En este punto, donde el metro nunca deja de rugir y la ciudad nunca se detiene, la comida callejera mantiene encendida la llama del antojo capitalino.

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