La llamada súper gripe H3N2 se caracteriza por iniciar de forma súbita y generar síntomas más intensos que los de la influenza común. Aunque pertenece al virus de la influenza A, su evolución puede prolongarse por varios días e incluso semanas, especialmente en personas con factores de riesgo, de acuerdo con reportes de instituciones de salud.
Entre los síntomas principales se encuentra la fiebre alta de aparición repentina, acompañada de tos persistente —seca o con flema—, dolor de garganta, congestión o escurrimiento nasal. A estos se suman dolor de cabeza intenso y dolores musculares y articulares generalizados, que afectan de forma significativa la actividad diaria de quienes la padecen.
Especialistas advierten que, además del cuadro respiratorio, pueden presentarse síntomas adicionales como fatiga extrema que se prolonga durante varios días, sensación de debilidad marcada y malestar general. En algunos casos se registran náuseas, vómitos y diarrea, manifestaciones que son más frecuentes en niñas y niños.
La evolución más prolongada de esta variante ha generado preocupación, ya que puede derivar en complicaciones respiratorias, sobre todo en personas adultas mayores, menores de cinco años, mujeres embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas o sistemas inmunológicos debilitados.
Las señales de alerta que requieren atención médica inmediata incluyen dificultad para respirar, fiebre muy elevada que no cede con tratamiento, disminución en la saturación de oxígeno, confusión, dolor en el pecho o un deterioro rápido del estado general. Las autoridades sanitarias recomiendan no automedicarse y acudir de inmediato a los servicios de salud ante estos signos.
La Secretaría de Salud señala que la prevención sigue siendo clave para reducir contagios y complicaciones. Entre las medidas recomendadas están la vacunación contra la influenza, el lavado frecuente de manos, el uso de cubrebocas en caso de síntomas respiratorios y evitar el contacto cercano con personas enfermas.
Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) subrayan la importancia de la vigilancia epidemiológica para identificar oportunamente variantes como el subclado K de la influenza A H3N2 y mitigar su impacto en la población durante la temporada invernal.
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