La flor de los muertos florece como un acto de resistencia en la Ciudad de México

En el paraje de San Sebastián, en el pueblo de San Luis Tlaxialtemalco, el aroma de la tradición se mezcla con la tierra húmeda de Xochimilco. Aquí, donde las chinampas han resistido el paso del tiempo, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, presentó el Sendero de las Almas y celebró un logro que trasciende lo agrícola para convertirse en un símbolo cultural: la producción récord de 6.3 millones de plantas de cempasúchil en el suelo de conservación de la ciudad. Ante floricultores y vecinos, Brugada enmarcó esta cosecha como un acto de resistencia, tradición e identidad, e hizo un llamado contundente al consumo local. “Cuando ustedes hagan su ofrenda, sepan que están consumiendo una planta producida desde hace mucho tiempo aquí en Xochimilco, que se lleven un pedazo de Xochimilco a su ofrenda”, expresó, conectando directamente el esfuerzo de los productores con el altar doméstico, el corazón de la celebración.

Este logro no surge de la casualidad, sino de un apoyo institucional que buscó enmendar los daños de adversidades pasadas. La mandataria capitalina recordó cómo, tras una fuerte lluvia que afectó los sembradíos el año anterior, su administración trabajó en renivelar parcelas inundadas, rehabilitar más de 13 kilómetros de vías en la zona chinampera y, crucialmente, promover la visita a los viveros para la venta directa. Este año, ese apoyo se traduce en la misión de asegurar que toda esta producción, cultivada con gran esfuerzo, encuentre compradores. El mensaje es claro: consumir cempasúchil local es sostener un modo de vida y una herencia que florece en la Ciudad de México.

Pero la celebración no se limita a los campos de Xochimilco. El gobierno capitalino ha tejido un programa monumental con cerca de 500 actividades que convertirán a la ciudad en un vasto escenario de color, memoria y folklore. Ana Francis López Bayghen Patiño, titular de la Secretaría de Cultura, detalló que se realizarán 414 actividades en espacios públicos, con una expectativa de asistencia de alrededor de 5 millones de personas. El Zócalo albergará una Ofrenda Monumental del 25 de octubre al 2 de noviembre, dedicada este año a Tonanzin, en un esfuerzo por visibilizar a las diosas mesoamericanas. Megaofrendas se replicarán en puntos emblemáticos como la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y el Deportivo Xochimilco.

El calendario de eventos promete una secuencia ininterrumpida de espectáculos y reflexiones. El Desfile de Alebrijes iluminará el Paseo de la Reforma, la Procesión de Catrinas llenará las calles de elegancia fúnebre y un baile monumental tomará la Plaza de la Constitución. Incluso la ópera Cuautemoctzin encontrará su espacio en el Zócalo durante los días centrales de la festividad. Desde la Secretaría de Turismo, Alejandra Frausto Guerrero añadió capítulos a esta fiesta con paseos en trajinera, concursos de ofrendas en Polanco y la Zona Rosa, y festivales de esculturas lumínicas. La tradición, subrayó, también traspasa fronteras, promocionándose en ferias internacionales como la Fitur 2025 en España y celebrándose incluso en París. En conjunto, la Ciudad de México no solo honra a sus muertos, sino que cultiva y exhibe con orgullo una tradición viva, que nace de la tierra de Xochimilco y se expande en un mosaico de actividades para todos.

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