CDMX a 14 de octubre, 2025.- La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio un paso clave en la protección de las mujeres y la niñez al validar la incorporación de la violencia vicaria en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, así como en los Códigos Civil y Penal federales. Con esta decisión, el máximo tribunal del país reconoce oficialmente esta forma de agresión como un delito que deberá prevenirse, sancionarse y erradicarse.
Durante la sesión del pleno, los ministros coincidieron en que la inclusión de esta figura fortalece el marco legal contra nuevas formas de violencia y refuerza la protección de niñas, niños y adolescentes que también resultan afectados.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) había impugnado la reforma, argumentando posibles conflictos legales y falta de enfoque integral. Sin embargo, la SCJN desechó esos señalamientos y determinó que las reformas son constitucionales, al considerar que garantizan una protección más amplia tanto para las mujeres como para sus familias.
El proyecto, presentado por la ministra Lenia Batres, establece que la violencia vicaria se entiende como “el acto u omisión que, con el objetivo de causar daño a una mujer, se dirige contra sus hijas, hijos, familiares o personas cercanas”. La ministra aclaró que esta definición no deja desprotegida a la infancia, ya que existen otras leyes que garantizan atención especial cuando los menores son víctimas directas.
Durante la discusión, el ministro presidente Hugo Aguilar calificó la violencia vicaria como una de las expresiones más crueles hacia las mujeres, pues “se usa a los hijos o familiares para causar dolor emocional y psicológico”. Subrayó que se trata de una realidad que ocurre en el ámbito más íntimo y requiere medidas legales urgentes.
La SCJN también exhortó al Congreso de la Unión a precisar los elementos legales y las sanciones correspondientes para los casos de violencia vicaria, con el fin de asegurar una aplicación efectiva en todo el país.
Con esta resolución, México da un paso firme para reconocer y combatir una forma de violencia que por años permaneció invisibilizada, y que afecta profundamente a mujeres y familias en contextos de separación, divorcio o conflicto familiar.
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