Panteón Rococó humilla al algoritmo: 30 años de slam real vs streaming

CIUDAD DE MÉXICO.— Mientras los gurús del marketing digital se rompen la cabeza tratando de entender qué quiere la «chaviza», Panteón Rococó les dio una clase magistral de realidad analógica. El 27 y 28 de noviembre, el Estadio GNP Seguros no fue un recinto de conciertos, fue una zona de guerra sónica donde 130 mil personas (65 mil por noche) colgaron el cartel de Sold Out, recordándole a la industria que la lealtad se construye en el asfalto, no en una playlist generada por IA.

La gira «Generación del 95» fue una bofetada a la inmediatez desechable de plataformas como Spotify. En un ecosistema donde una canción dura tres semanas en el top, Dr. Shenka y compañía sostuvieron un setlist de más de dos horas que funcionó como una cápsula del tiempo y, a la vez, como un puente generacional. Ver a familias enteras armando el slam con «La Carencia» confirmó que el algoritmo de la vida real sigue siendo más potente que el de cualquier red social. El audio, que arrancó titubeante la primera noche (como conexión de internet barata), terminó estallando en una bestia de alta fidelidad.

Pero Panteón no se quedó atrapado en la nostalgia del cassette. La banda entendió que para sobrevivir 30 años hay que hackear el sistema. La curaduría de invitados fue un glitch maravilloso en la Matrix musical: desde el rap pesado de Alemán y el flow de Sabino, hasta el electropop de María Daniela y el punk alemán de Feine Sahne Fischfilet. Fue como si hubieran puesto el modo «aleatorio» en la fiesta más ecléctica de la CDMX, fusionando tribus urbanas que en los 90 ni se volteaban a ver.

Y ojo al dato tecnológico: Sony Music ya está cocinando «Resilencia», un documental que promete monetizar esta historia de éxito en el formato que hoy manda: el storytelling visual. Panteón sabe que si no estás en la pantalla, no existes, pero demostraron que el contenido real sale del escenario, no de un guion de TikTok.

Fieles a su ADN, el concierto tuvo ese filo político que Disney+ censuraría. Entre visuales de keffiyehs y gritos de «Palestina Libre», la banda recordó a los desaparecidos y mandó saludos nada cordiales al narco y a figuras mediáticas, demostrando que el rock mexicano —cuando es auténtico— sigue siendo incómodo.

Si te lo perdiste por estar viendo series, ya perdiste. La gira sigue hasta 2026 (Guadalajara, agárrate), pero lo que pasó en el GNP fue historia pura. Panteón Rococó confirmó que 30 años después, la resistencia no se transmite por Wi-Fi, se suda en la pista.

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