Si hay algo que nos dejó claro este 2025, es que las colaboraciones siguen siendo la mina de oro de las disqueras. La joya de la corona fue, sin duda, «Die With A Smile» de Lady Gaga y Bruno Mars. Esta balada, con tintes de soul setentero, no solo se adueñó del primer lugar en el Billboard Hot 100 por más de doce semanas, sino que se convirtió en la banda sonora de bodas, despedidas y videos de TikTok por igual. La química entre ambos intérpretes le puso la piel chinita a medio mundo, demostrando que el talento vocal puro sigue mandando por encima del autotune excesivo.
En un carril paralelo, Billie Eilish nos regaló «Birds of a Feather», una pieza que caló hondo en la chaviza. Su lírica sobre el amor y la pérdida, acompañada de una producción minimalista, generó millones de interacciones en redes sociales, convirtiéndose en el himno «sad» del año. Pero no todo fue lágrima; el ritmo lo puso Rosé (de Blackpink) nuevamente junto a Bruno Mars con «APT.», un tema que fusionó el pop coreano con el funk americano de una manera tan pegajosa que hasta el más tieso se paró a bailar en las fiestas de la Roma y la Condesa.
Por supuesto, el género urbano no cedió terreno. Bad Bunny colocó varios temas en el top global, destacando «NUEVAYoL», una oda a sus raíces que retumbó en cada coche con el bajo a todo volumen. Lo interesante este año fue cómo el algoritmo de descubrimiento premió la autenticidad: canciones como «Eldest Daughter» de Taylor Swift o el sorpresivo éxito indie «Pinky Promise 2» lograron colarse entre los gigantes gracias a que la gente se identificó cañón con sus letras. En resumen, el 2025 fue un año de contrastes, donde pasamos del perreo intenso al llanto en cuestión de segundos, y la neta, la música estuvo a la altura de nuestras emociones.















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