El Ramadán, el mes sagrado de ayuno para la comunidad musulmana, comenzó este pasado domingo 10 de marzo de 2024, marcando un periodo de profunda reflexión, oración y purificación. Celeste Mendoza, del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África de la UNAM, comparte insights clave sobre esta importante celebración que va más allá de las restricciones alimenticias, representando una verdadera forma de vida y devoción.
Durante el Ramadán, los musulmanes de todo el mundo se unen en un acto de fe, ayunando desde el amanecer hasta el anochecer, en un esfuerzo por fortalecer su espiritualidad y empatía hacia aquellos menos afortunados. Este acto de abstención y autodisciplina es considerado uno de los pilares del Islam, reflejando la voluntad del Creador y fomentando la solidaridad comunitaria.
Reglas del Ramadán: Un Compromiso de Fe
La observancia del Ramadán implica seguir estrictas reglas diseñadas para purificar el alma y acercar a los fieles a Alá. Estas incluyen:
Ayuno Total: Los creyentes deben abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta el anochecer.
Prohibiciones Específicas: Durante el ayuno, también se prohíbe la masturbación, provocarse vómitos, usar medicamentos en forma de gotas que se sientan en la garganta, inyecciones o supositorios, y probar agua durante el aseo bucal.
A pesar de estas restricciones, el Ramadán es también un tiempo de alegría y celebración, donde se enfatiza la generosidad, la oración intensificada y la lectura del Corán.
Excepciones al Ayuno
El Islam proporciona exenciones de ayuno para aquellos que pueden enfrentar riesgos para su salud, como enfermos, ancianos, viajeros, mujeres embarazadas, en lactancia, o en situaciones de abuso físico, reconociendo así las necesidades individuales y promoviendo el bienestar.
El cierre del Ramadán se marca con el Eid al-Fitr, una festividad que celebra el fin del ayuno con oraciones comunitarias, festines y actos de caridad, reafirmando los lazos de comunidad y compasión.
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