Por Bruno Cortés
Que nos perdone la oposición por no coincidir con sus formas tradicionales de hacer política, con las que perdieron hace seis años, hace tres años y hoy, que nos perdone la sociedad civil por no ser los que hacen una y otra vez lo mismo esperando resultados diferentes, por no festejar sus marchas que llenan el Zócalo y que nunca han cambiado nada en este país.
Es el día D, un día después de las elecciones, uno se pregunta ¿Cómo un gobierno con tantos errores de administración pública puede ganar tan apabullantemente una elección? Veo y escucho muchos periodistas y comentaristas hablar de quienes votaron por el oficialismo como poco inteligentes.
Pero al entrar a las urnas ves las opciones, ves a políticos impresentables de parte de la oposición, que quisieron ganar una elección de la forma tradicional, hablar con la gente, entregar volantes, hacer mítines, criticar opositores, vaya hicieron una campaña en automático.
La oposición no planteó una campaña disruptiva, no tuvo una campaña con ejes temáticos, una campaña de candidato sin candidato, la oposición se dedico a hacer apenas lo necesario para hacer pensar que había una campaña.
La opción no era entre tiranía o democracia, no era entre si había o no hecho un mal gobierno López Obrador, es que no había opción, no había una plataforma programática de gobierno que se pudiera ofertar a la ciudadanía, solo hubo una riña de mercado, de gritos y sombrerazos.
La oferta de la oposición encabezada por la candidata de López Obrador, la candidata ciudadana Xóchitl Gálvez, fue nula, se la pasó peleando, descalificando, bueno era un tianguis su discurso, lo cual benefició a la candidata esta si oficial del presidente, dicho lo anterior el votante se enfrentaba a decidir si votar por una propuesta amorfa acompañada de los villanos del pasado o votar por la fórmula regular del presidente en turno.
El tema no fue sencillo para el electorado que esperaba una oferta política más importante para hacer un golpe de timón al régimen actual, además de una campaña más disruptiva, más propositiva, con menos negativos, porque eso de ir de gira subirse al templete, decir barbaridad y media, hacer la misma campaña que hace quien tiene 20 puntos de ventaja sobre ti, es por lo menos un despropósito.
Y además la pregunta válida ¿por qué les voy a dar mi voto a los mismo de siempre hoy convertidos en oposición? ¿por qué habría de confiar en ellos si siguen haciendo lo mismo que cuando gobernaban? Vienen, piden mi voto y se van, cómo van a hacer un gobierno diferente gente tan déspota como Enrique De la Madrid, cómo confiar en un Alito Moreno que sale a gritar que el partido no ha perdido nada, cuando todos vemos que ha perdido lo más importante, su unidad.
Es molesto por decir lo menos que haya quien le eche la culpa los que votaron por el oficialismo, cuando es la oposición y sus malos candidatos quienes no cumplieron con las metas de una campaña digna de competir con el oficialismo. Por poner un ejemplo si haces lo mismo como oposición que lo que hace la candidata oficial que lleva 30 puntos de ventaja, nunca le vas a ganar.
Nadie recuerda los ejes temáticos de la candidata de la oposición, su voceros no tuvieron forma de ganar el debate, no supieron ganar el posicionamiento, iban a los mismos programas y entrevistas que iban los oficiales, a servirles solo de patiños, porque aunque ganaran el discurso, no sacaban ventaja de eso, fueron en sí una comparsa a una campaña oficial que les marcó una ruta que siguieron sin dudar.
Que la historia perdone a estos que hace seis años dejaron que ganara López Obrador por la falta de un proyecto de nación, que hoy seis años después y muchas elecciones perdidas, nos vuelven a dar una campaña sin oferta política, y hacen ganar al lopezobradorato.
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