Por Bruno Cortés
En el Senado de la República se vivió una jornada histórica este jueves, con la aprobación de una reforma que busca reafirmar la supremacía de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dejando claro que sus adiciones o reformas están blindadas contra controversias constitucionales y juicios de amparo. Una medida que, según el presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña, “para que nadie se atreva a estar por encima de la Constitución”.
Desde el inicio de la sesión, los reflectores apuntaban a este importante cambio, respaldado por 23 congresos estatales en un tiempo récord. Con la declaratoria en mano, Fernández Noroña procedió a instruir a la Dirección Jurídica del Senado para que solicite a la Suprema Corte el sobreseimiento de controversias o amparos en contra de esta reforma. El mensaje fue contundente: el espíritu constitucional prevalece, y esta reforma es un paso hacia una Carta Magna más fuerte e inviolable.
En medio de aplausos y emociones contrastantes, Adán Augusto López Hernández, presidente de la Junta de Coordinación Política, calificó la reforma como “la más profunda en la historia del país”. Subrayó que, con este acto, el Senado responde al llamado de la soberanía popular y refuerza un marco legal que honra la voluntad del pueblo.
Durante la votación, fue destacable el apoyo de congresos locales en estados como Baja California, Durango, Guerrero, Hidalgo y Zacatecas, que aprobaron la reforma de inmediato. Y aunque no faltaron las voces críticas —especialmente del PRI, con figuras como Alejandro Moreno y Claudia Edith Anaya, quienes cuestionaron la celeridad de la aprobación—, los senadores de Morena defendieron la reforma con firmeza. Manuel Huerta Ladrón de Guevara, en particular, recordó que la decisión refleja un mandato popular que busca un país con leyes robustas, por encima de los intereses particulares.
Para el Senado, esta reforma no es solo un avance en términos legales, sino un compromiso renovado con la fortaleza institucional de México. La Cámara se encamina a consolidar un sistema en el que la Constitución es la brújula, y así, en una jornada que quedará registrada en los libros de historia, reafirma que “nadie está por encima de la Carta Magna”.
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